Gaudí hizo volar su genial
imaginación en las chimeneas que coronan el edificio y, sobre todo, en la
fachada principal que da al paseo. En esta última, vemos referencias
marítimo-oníricas, donde naturaleza y fantasía se dan la mano. La cerámica y el
vidrio hacen que la luz, reflejada en la exuberancia de color, nos vaya
enviando distintas apariencias según la hora del día, convirtiéndola en un
paisaje alegre y dinámico. Si bien el arquitecto no dejó escrita ninguna
interpretación de la fachada, se ha querido ver un lago de nenúfares, donde se
reflejan las nubes, olas en el mar en un día de calma o el triunfo del dragón
sobre la humanidad. El dragón estaría representado por el tejado con su “ojo” y
su espada (la torre) clavada en el edificio. A la humanidad se haría referencia
en las columnas de las plantas bajas que tienen forma de hueso.
Lo que sí se ven tres partes bien
diferenciadas en el edificio. Las plantas más bajas podrían referirse a la
humanidad ya desaparecida, nuestros antepasados, representada por columnas en
forma de huesos, pero básicas en la estructura universal. Las plantas
intermedias representarían el mundo actual y la naturaleza. El tejado
protagonizaría la existencia de un ser mitológico como guardián y mediador entre
el mundo y una reinvención del mismo. Libertad creativa, enaltecimiento de la línea curva,
Animo a su visita y a una
reinterpretación particular, pues seguro que a cada uno nos interpela de una
manera diferente.
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