martes, 24 de abril de 2012

EL ARTE DE LA FORJA DEL HIERRO

Asesor: Pedro Tejedor Jordán (Maestro forjador)

Fabricación y colocación de unas marquesinas forjadas.

Ante la necesidad de proteger unas puertas y unos balcones de la lluvia, se plasmó la idea de llevar a cabo dicha protección mediante unas marquesinas con hierro forjado y vidrio armado. 

La artesanía del hierro es muy antigua. Los egipcios, 3000 años aC, ya la utilizaron, según vestigios arqueológicos encontrados. Los romanos heredaron de los griegos la obtención y formas de trabajar un metal tan útil como éste. Más tarde, en la Edad Media, lo hicieron servir abundantemente para armas, armaduras, aperos, puertas de catedrales y palacios, rejas en general, herrajes para animales, etc. Pero no será hasta la Revolución industrial en el siglo XIX cuando se separa el empleo industrial del hierro de la utilización artesanal, naciendo el artesano forjador como hoy lo conocemos.

Para llevar a cabo el trabajo que nos ocupa, se han seguido unos pasos que facilitaron la tarea:

1. Se ha efectuado el diseño a seguir que será semejante al que tienen los balcones de la fachada donde se ubicarán las marquesinas.
2. Se ha procedido a la preparación de los materiales para efectuar en el taller las cartelas (escuadras donde irá el soporte para los cristales) con adorno forjado. Se trata de hierro plano de 20 x 6 para adorno, soportes y angular de sujeción, neopreno para amortiguar las cargas del cristal, vidrio armado de 6-7 mm de grosor, soplete con oxígeno acetileno para calentar el hierro y moldearlo, y un yunque para trabajar cómodamente.
3. Por medio del calor del soplete, se iba dando forma, se iba forjando, el hierro hasta conseguir las diferentes piezas, según el proyecto inicial.
4. Mediante diferentes soldaduras, se iban uniendo las piezas entre sí, hasta conseguir el diseño requerido.
5. Una vez acabada la forja y la unión de todas las partes, se colocaron en la pared donde iban las marquesinas unos tacos metálicos como sostén definitivo de las cartelas, se dispusieron los soportes en el lugar correspondiente y se instalaron los cristales armados que, en número de 2 ó 3, servirán para protección de las puertas y los balcones.
Para colocar con seguridad todo el armazón forjado y los cristales en los balcones, se acopló una estructura metálica que sirvió para dar estabilidad a los montadores, estructura que se sujetó a las barandas de los balcones y con tacos en la pared.

El resultado, que a la vista está, es un trabajo artesanal a la vez que artístico que encierra una funcionalidad en la arquitectura del edificio, como es el de servir de protección a puertas y balcones.





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