miércoles, 18 de enero de 2023

LAS REGATAS EN BOUGIVAL de Maurice de Vlaminck

 

Las regatas en Bougival, óleo sobre lienzo de  60,5x73,5 cm fue pintado por Maurice de Vlaminck en 1905 y pertenece a una colección particular.

Este pintor francés (1876-1958), autodidacta y polifacético (regatista, músico, escritor) finalmente se decantó por la pintura, llegando a ser uno de los más fieles representantes de la corriente pictórica fauvista, destacando por el uso atrevido y casi violento de las pinturas en una época en la que todavía no se utilizaban de esta manera. Influido por las técnicas de Van Gogh y Gauguin, utiliza unas pinceladas expresionistas con áreas de color planas intercaladas.

Aunque sus primeras pinturas conservadas datan de 1900, no fue hasta 1906 cuando empieza a tener importancia y ya puede vivir de ellas. Pintó hasta dos años antes de su muerte, conservándose gran cantidad de sus obras, la mayoría en colecciones particulares. Fue invitado a exponer sus trabajos en Londres, Berlín, Colonia, Dusseldorf, Moscú, Boston, Nueva York. 

Le gustaba pintar a orillas del Sena, adonde se trasladaba con su caballete solo o con su amigo André Derain a captar con sus pinceles las impresiones que él tenía ante las vistas y las actividades que por allí se hacían. Había nacido al Norte de Francia y eran aquellos paisajes los que le atraían, a pesar de no tener la luminosidad de los del Sur. 

En esta pintura, vemos un Vlaminck pletórico, exultante, donde combina diferentes líneas oblicuas en una composición impactante a primera vista. La composición es triangular y da una impresión fotográfica que parece continuar a ambos lados. Se divide en tres partes bien visibles, concentrando casi todos los elementos en la del medio: casas, árboles, participantes, barcas muy esquemáticas. El tema de las regatas lo ha vivido muy de cerca y conoce bien los reflejos del agua y sus colores entre el azul del cielo, algunos grises y el azul del rio con los toques rojos de las barcas reflejadas.

Maurice de Vlaminck evoluciona en diferentes etapas hacia una composición y una técnica más serenas, más clasicistas, abandonando su primera etapa más fauve,  pero con el mismo espíritu experimental en busca de plasmar sus sensaciones.


jueves, 10 de diciembre de 2020

LAS HILANDERAS O LA FÁBULA DE ARACNE de Velázquez

En esta gran obra mitológica, Velázquez hace una "inversión temática", es decir, el tema principal aparece al fondo de la pintura y de tamaño más pequeño, aunque con más luz.

Pintada hacia 1657, su representación tiene varias interpretaciones: la fábula de Aracne o la superioridad y nobleza de las artes liberales frente a las artes mecánicas. Hay autores que ven, además, en esta representación pictórica un homenaje a dos pintores contemporáneos de Velázquez a quienes admiraba mucho: Tiziano y Rubens. Ambos ya habían representado "El rapto de Europa". 

Aracne, muchacha griega famosa por sus bordados, compitió con la diosa Minerva en la confección de un tapiz. Tejió uno que representaba el rapto de Europa por Zeus. Minerva, diosa de la guerra, por celos, la convirtió en araña, condenada a tejer eternamente. 

Observando bien la pintura del fondo, vemos que, al lado de la diosa con su casco de guerrera, se ve una viola de gamba, un instrumento que podría representar la música, y toda la historia en sí podría referirse a la literatura, ambas artes liberales. El tema aparece tejido en un tapiz, hecho que lo relaciona con el taller de la escena costumbrista del primer término. Aquí, Velázquez muestra un taller de tejedoras, donde aparece la diosa fingiendo ser una anciana. Fijaos en su pierna; es la de una adolescente a juzgar por su tersura. Hay otras jóvenes, una de ellas de espaldas y tejiendo, que podría ser Aracne, todas vestidas humildemente. Es una escena cotidiana que además está casi en penumbra, hecho que la diferencia de la representación del fondo, más luminosa.

Ambas escenas están conectadas; hay una comunicación temática entre ellas y, además, Velázquez quiere contraponerlas: una más intelectual y con más luz, y otra más terrenal y oscura. 

Es admirable el gran abanico de su gama cromática, así como la densidad de los colores que usa. Se trata de una pintura naturalista y clasicista, influida por los colores de Tiziano. Su representación es detallista, analítica y minuciosa, tanto en las figuras como en los objetos.

Esta pintura al óleo de Velázquez mide 1,67 m x 2,52 m  y se encuentra en el Museo del Prado (Madrid). 

jueves, 10 de septiembre de 2020

VERITY de Damien Hirts

Verity es una escultura de Damien Hirts (1965), artista británico reconocido internacionalmente. La obra tiene 25 metros de alto y está situada en la localidad de Ilfracombe, a la entrada del canal de Bristol (Inglaterra). Creada el año 2012, ha sido cedida a esta ciudad por 20 años, donde aguanta sin alterarse no sólo los fuertes vientos del lugar, sino las salpicaduras del mar que lo tiene muy cerca.

Se trata de una figura femenina embarazada, erguida, con una espada en alto sostenida por la mano izquierda y una balanza en la mano derecha. Toda ella está apoyada sobre una pila de libros de leyes. La escultura deja ver, en la mitad de ella, sus órganos internos, incluso el feto que lleva dentro. Ha sido realizada en bronce, acero inoxidable y fibra de vidrio.

Verity se halla dentro de un arte contemporáneo que provoca polémica, un arte contemporáneo que incorpora imágenes que crean una experiencia impactante, donde su función es molestar a persones convencionales. Igual que otras obras de Hirts, no deja indiferente a nadie, ni a simpatizantes ni a detractores. En palabras del propio autor, es una alegoría moderna de la verdad y la justicia.

Esta escultura ha sido y es una obra de arte controvertida por sus críticas desfavorables, sobre todo dentro de Ilfracombe. Han llegado incluso a tildarla de inadecuada, pero ha significado un gran impulso para el turismo de la zona, a donde acude gente sólo por ver la obra de Hirts.

En general, las obras de Hirts son transgresoras y reflexionan sobre la transformación política, económica, individual i social del tiempo en que vivimos.


viernes, 18 de octubre de 2019

CASA BATLLÓ de Antoni Gaudí

La casa Batlló, situada en el Paseo de Gracia de Barcelona, fue remodelada integralmente por el arquitecto Antoni Gaudí entre los años 1904 y 1906. Aprovechando el edificio ya construido de cuatro plantas más la terraza, cambió completamente su interior, haciéndolo más funcional. Reorganizó las estancias tirando tabiques, amplió el patio de luces con una idea revolucionaria por artística y por funcional: lo forró con azulejos azules en tonalidades progresivas más oscuras conforme se sube, de manera que el patio recoge más luz en los niveles más bajos.
Gaudí hizo volar su genial imaginación en las chimeneas que coronan el edificio y, sobre todo, en la fachada principal que da al paseo. En esta última, vemos referencias marítimo-oníricas, donde naturaleza y fantasía se dan la mano. La cerámica y el vidrio hacen que la luz, reflejada en la exuberancia de color, nos vaya enviando distintas apariencias según la hora del día, convirtiéndola en un paisaje alegre y dinámico. Si bien el arquitecto no dejó escrita ninguna interpretación de la fachada, se ha querido ver un lago de nenúfares, donde se reflejan las nubes, olas en el mar en un día de calma o el triunfo del dragón sobre la humanidad. El dragón estaría representado por el tejado con su “ojo” y su espada (la torre) clavada en el edificio. A la humanidad se haría referencia en las columnas de las plantas bajas que tienen forma de hueso.
Lo que sí se ven tres partes bien diferenciadas en el edificio. Las plantas más bajas podrían referirse a la humanidad ya desaparecida, nuestros antepasados, representada por columnas en forma de huesos, pero básicas en la estructura universal. Las plantas intermedias representarían el mundo actual y la naturaleza. El tejado protagonizaría la existencia de un ser mitológico como guardián y mediador entre el mundo y una reinvención del mismo. Libertad creativa, enaltecimiento de la línea curva, 
Animo a su visita y a una reinterpretación particular, pues seguro que a cada uno nos interpela de una manera diferente.  

domingo, 19 de abril de 2015

CASA VICENS de Antoni Gaudí

Antoni Gaudí (1852-1926) fue el artista más universal de todos los tiempos. Sus obras arquitectónicas, incluidas en el período modernista catalán, se estructuran en diferentes etapas a lo largo de toda su vida.
De la primera etapa, llamada ecléctica (1878-1890), porque mezcla muchos estilos, y goticista por estar influido por la arquitectura gótica del norte de Europa, es la maravillosa Casa Vicens, situada en la calle Carolinas, 18-24, de Barcelona.
Es un edificio modernista, ideado como casa de veraneo para una familia dedicada al negocio de la cerámica, material que el arquitecto utiliza mucho en su decoración. Gaudí se inspiró, para esta casa, en su colección de fotografías de cuando era estudiante. 
Como características importantes, además del uso abundante de la cerámica, vemos la recuperación del ladrillo en la construcción, las líneas rectas dominando sobre las curvas, una gran asimetría en su perfil y la implicación de diferentes artes: bellas y decorativas: arquitectura, escultura, pintura, cerámica, mobiliario, vidrieras, enrejado, uniendo belleza y funcionalidad en unos diseños irrepetibles.
El Modernismo, en su primera etapa, quiere alejarse de los modelos clásicos greco-romanos y se fija en modelos góticos, islámicos y orientales, acercándose a estos estilos. La Casa Vicens reúne estos requisitos que Gaudí recrea, más aún, innova en la complejidad de su ejecución. 
En su interior, destaca la estancia llamada "El Fumador" por su exquisito aire oriental en la cerámica y ornamentación del techo. 
Y su enrejado exterior está inspirado en la naturaleza, en este caso en las hojas del palmito, particularidad que repetirá Gaudí en sus obras posteriores.
La Casa Vicens fue el primer proyecto importante de Gaudí y en él demostró su genio y dominio de los materiales de construcción. Consta de cuatro plantas, las dos intermedias dedicadas a vivienda, la baja a bodega y la última al servicio.
Uno de sus últimos dueños añadió un templete, posteriormente, al jardín.
Los propietarios actuales abrirán un museo en esta casa que se podrá visitar, pues en la actualidad sólo se puede ver por fuera.
A una etapa intermedia de la creación de Gaudí, pertenece el diseño de la Sagrada Familia y, de su última etapa, son la Casa Batlló y la Casa Milá (Pedrera).

domingo, 19 de enero de 2014

EL LAOCOONTE de Agesandro, Polidoro y Atenodoro

Grupo escultórico en mármol, copia del original en bronce, el Laocoonte es una de las obras de arte más bellas del siglo I aC. Representa a un sacerdote troyano y sus dos hijos, atacados por dos serpientes marinas. Habían avisado a sus convecinos de que el Caballo de Troya, regalado por los griegos a la ciudad, iba lleno de soldados que les atacarían. No sólo no los creyeron, sino que acabaron muriendo. 

Los autores de la escultura supieron captar uno de los momentos más trágicos del ataque de los dos monstruos. El dinamismo del grupo está a la vista. Las tres figuras parecen moverse, intentando defenderse. El rostro del Laocoonte muestra una inminente derrota en su dramática lucha. Hay polémica entre los estudiosos de la escultura sobre si es o no un grito contenido o desgarrador. La boca entreabierta y las arrugas de la frente muestran el dolor que siente. Las expresiones lastimosas de sus hijos, buscando la protección del padre, aumentan la tragedia del momento.

Esta escultura marca un antes y un después en la ejecución clásica de estas obras, por el movimiento y la expresión de las figuras. El Laocoonte es una obra exenta que se puede observar desde cualquier punto de vista y, además, rompe con la serenidad y el equilibrio de la época clásica de siglos anteriores. En ellaademás de  movimiento, hay contorsiones mientras agonizan un padre y sus dos hijos, mostrando en la expresión de sus rostros  su pathos, es decir, su tragedia.

Esta obra se puede ver en los Museos Vaticanos. http://www.historiaclasica.com/2007/06/el-laoconte-museos-vaticanos.html.


domingo, 15 de julio de 2012

LAS GRANDES BAÑISTAS de Paul Cezanne

Las grandes bañistas  de Filadelfia

Post-impresionista francés, a Paul Cezanne (1839-1906) se le puede considerar padre de la pintura moderna de vanguardia por sus ideas acerca de sus concepciones pictóricas. Pintar es registrar sensaciones de color y  el mismo color crea el volumen de las figuras. El arte es una armonía paralela a la naturaleza. Las imágenes visuales han de asociar sentimiento y razón. La naturaleza se modela a partir de la esfera, el cilindro y el cono. Por todo ello, Cezanne rompe con la perspectiva espacial tradicional y con el concepto de imitar la naturaleza, aportando temas i situaciones novedosas. Las grandes bañistas (1900-1905), que se puede ver en la Fundación Barnes de Filadelfia, es una muestra de ello. Innova en el tema del desnudo integrado en el paisaje, alejándose de la representació mitológica de las Venus de épocas anteriores. Se preocupa por la armonía de los colores colocados en pequeños planos sucesivos que son los que van dando la sensación de volumen.

                                                                    Las grandes bañistas en National Gallery

No sigue los cánones académicos para la anatomía de las figuras, las cuales aparecen próximas a la abstracción. Cezanne pintó varias piezas con el mismo tema y sirvieron de referente a Picasso en Les demoiselles d'Avinyó, obra precedente de su cubismo posterior.

martes, 24 de abril de 2012

EL ARTE DE LA FORJA DEL HIERRO

Asesor: Pedro Tejedor Jordán (Maestro forjador)

Fabricación y colocación de unas marquesinas forjadas.

Ante la necesidad de proteger unas puertas y unos balcones de la lluvia, se plasmó la idea de llevar a cabo dicha protección mediante unas marquesinas con hierro forjado y vidrio armado. 

La artesanía del hierro es muy antigua. Los egipcios, 3000 años aC, ya la utilizaron, según vestigios arqueológicos encontrados. Los romanos heredaron de los griegos la obtención y formas de trabajar un metal tan útil como éste. Más tarde, en la Edad Media, lo hicieron servir abundantemente para armas, armaduras, aperos, puertas de catedrales y palacios, rejas en general, herrajes para animales, etc. Pero no será hasta la Revolución industrial en el siglo XIX cuando se separa el empleo industrial del hierro de la utilización artesanal, naciendo el artesano forjador como hoy lo conocemos.

Para llevar a cabo el trabajo que nos ocupa, se han seguido unos pasos que facilitaron la tarea:

1. Se ha efectuado el diseño a seguir que será semejante al que tienen los balcones de la fachada donde se ubicarán las marquesinas.
2. Se ha procedido a la preparación de los materiales para efectuar en el taller las cartelas (escuadras donde irá el soporte para los cristales) con adorno forjado. Se trata de hierro plano de 20 x 6 para adorno, soportes y angular de sujeción, neopreno para amortiguar las cargas del cristal, vidrio armado de 6-7 mm de grosor, soplete con oxígeno acetileno para calentar el hierro y moldearlo, y un yunque para trabajar cómodamente.
3. Por medio del calor del soplete, se iba dando forma, se iba forjando, el hierro hasta conseguir las diferentes piezas, según el proyecto inicial.
4. Mediante diferentes soldaduras, se iban uniendo las piezas entre sí, hasta conseguir el diseño requerido.
5. Una vez acabada la forja y la unión de todas las partes, se colocaron en la pared donde iban las marquesinas unos tacos metálicos como sostén definitivo de las cartelas, se dispusieron los soportes en el lugar correspondiente y se instalaron los cristales armados que, en número de 2 ó 3, servirán para protección de las puertas y los balcones.
Para colocar con seguridad todo el armazón forjado y los cristales en los balcones, se acopló una estructura metálica que sirvió para dar estabilidad a los montadores, estructura que se sujetó a las barandas de los balcones y con tacos en la pared.

El resultado, que a la vista está, es un trabajo artesanal a la vez que artístico que encierra una funcionalidad en la arquitectura del edificio, como es el de servir de protección a puertas y balcones.





sábado, 10 de marzo de 2012

LA PIEDAD de Miguel Ángel Buonarroti

Encargada por un cardenal francés para decorar la capilla-mausoleo en la Basílica Constantiniana, donde se enterraban los franceses que morían en Roma, es una escultura novedosa en la Italia de finales del siglo XV. Es un grupo escultórico realizado por Miguel Ángel entre los años 1498 y 1499. El tema dramático y tierno a la vez es el descendimiento de la cruz, pero reducido a las dos figuras más importantes: María sosteniendo el cadáver de su hijo que acaba de morir, ambos personajes a tamaño real.
 Es una escultura en mármol de composición piramidal con una gran base que llena la túnica de la Virgen, trabajada con detalle, que ha de ser capaz de albergar el cuerpo de Cristo. Llama la atención el cuidado que tuvo Miguel Ángel en las perfectas anatomías de ambos cuerpos y en los pliegues de las ropas trabajados con perfección. Con un aire clasicista de época helenística, es decir, influenciado por modelos antiguos de estatuas griegas, el autor consigue dar un realismo tal a la escena que nos presenta los cuerpos naturales y sin rigidez alguna. Cristo parece dormido y María se contiene en su dolor, una María más joven que su propio hijo porque Miguel Ángel explica que es, a la vez, madre e hija de su hijo-dios.
 Llama la atención la belleza de la Virgen, una belleza no natural, sino divina que sólo está en la mente genial del artista. El mismo Miguel Ángel escribe en un verso que el rostro de María es un ideal de belleza que se aparta de la imitación de la naturaleza. 
En 1544, trasladan La Piedad a la Basílica de San Pedro del Vaticano, donde está actualmente. Y, después de un atentado que sufrió en 1970 que le causó algunos desperfectos, ha sido colocada detrás de un cristal.

 El grupo escultórico de La Piedad se encuentra en la basílica de San Pedro  del Vaticano, en Roma. Se puede ver la obra en:
 http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/6/6c/Michelangelo%27s_Pieta_5450_cut_out_black.jpg/600px-Michelangelo%27s_Pieta_5450_cut_out_black.jpg

jueves, 2 de junio de 2011

PALETA DE NARMER (Arte egipcio del siglo XL a. c.)

Es una de las primeras obras del arte egipcio que proviene de la primera dinastía, hacia el año 3500 a C, y que fue descubierta el año 1898. Se trata de una paleta votiva inscrita por ambos lados, de 64 x 45 centímetros. Su iconografía nos da información sobre los acontecimientos anteriores a su creación.

Los egipcios utilizaban paletas como ésta, pero de menor tamaño, para mezclar ungüentos en su vida cotidiana. Sin embargo, la de Narmer, rey del Alto Egipto que la mandó hacer, fue realizada para ofrecerse como exvoto a un templo y conmemorar la unión por la fuerza del Alto y Bajo Egipto.

Por una cara, se ven cuatro registros o escenas diferentes. En el primero, se ve el símbolo del rey Narmer: dos toros y la puerta de su palacio en medio. En el segundo registro aparece el faraón con las dos coronas del Alto y Bajo Egipto acompañando a su séquito; a su derecha, se ven soldados muertos en la batalla. En el tercer registro, aparecen dos extraños animales que simbolizan la unión de las Dos Tierras. El último registro muestra a Narmer (el toro) vencedor que aplasta a los enemigos y destruye un edificio.

Por la otra cara, son tres los registros que nos quieren explicar algo. El primero muestra el estandarte del rey Narmer, igual que en la otra cara. En el segundo registro, aparece el rey tocado con la corona del Alto Egipto, golpeando a un enemigo asiático (para Narmer, habitante del delta del Nilo); a su izquierda, hay un servidor suyo: el portador de las sandalias; y a su derecha un símbolo del dios Horus, un halcón que representa al rey y que sostiene el timón del gobierno sobre seis papiros del Bajo Egipto. En el último registro, aparecen enemigos huyendo de sus casas.

Como vemos, ya en el cuarto milenio antes de Cristo, se tenía necesidad de expresar un acontecimiento importante para comunicarlo a los demás y, además, de una manera artística.

Actualmente, se encuentra depositada en el Museo Egipcio de El Cairo.

martes, 10 de mayo de 2011

IGLESIA DE SANT MARTÍ DE SANT CELONI (fachada)

La iglesia de Sant Martí de Tours, situada en Sant Celoni, fue inaugurada el año 1703, como indica en la parte superior de su puerta principal. Sin embargo, su fachada no se decoró con motivos ornamentales hasta 1762. Se trata de esgrafiados, es decir dibujos, sobre  rebozados de mortero de base, procedimiento de moda de la época.

La técnica es la siguiente: se aplica sobre el muro una capa de mortero de entre 1 y 1,5 cm de grueso de un color determinado (arena mezclada con cal y un pigmento del color que se quiera). Después de dejarla secar durante unos días, se aplica una segunda capa de otro color y del mismo grosor pero más compacta y, sin dejarla secar, se dibujan las figuras o  motivos que se deseen. Seguidamente, se rascan para obtener el  color de la capa de abajo, de manera que tendremos un esgrafiado en dos colores.

La iconografía cristiana pretendía aleccionar al pueblo que la interpretaba. Este retablo esgrafiado lo muestra en sus cuatro registros. En el primero, de izquierda a derecha, vemos una alegoría  o personificación de la Justicia con  sus atributos: una espada y una balanza en las manos, y, con su título LA BONA OBRA, indica lo que todo buen cristiano ha de realizar. Sigue el arcángel San Rafael que, con el escudo y la espada, era defensor de los evangelios; además se le consideraba protector de los caminantes y enfermos. A la derecha de la puerta, se representa al arcángel San Miguel como defensor de la Iglesia y cabeza de los ángeles buenos y símbolo de la lucha contra el dragón del protestantismo. Y una alegoria de la Caridad, que siempre aparece con dos o tres niños, induce a practicar esta virtud.

En el segundo registro, hay un ángel que lleva en sus manos las llaves de San Pedro, una alegoría de la Fe con sus atributos: ojos vendados, una cruz en la mano izquierda y un cáliz en la derecha. La alegoría de la Esperanza sostiene un áncora, símbolo de su auxilio en momentos difíciles, y un ángel con una tiara (mitra con tres coronas) simboliza el poder universal de la Iglesia.

En el tercer registro aparece una balaustrada con ángeles músicos, a la izquierda de los cuales aparece San Celoni  y, a la derecha San Armenter, dos santos que se representaban juntos en muchas ocasiones.  Van vestidos a la manera de soldados romanos, y llevan una espada como símbolo de su lucha por Cristo y una palma como símbolo del martirio (son dos santos que fueron martirizados juntos). Destacan en este registro dos plafones decorados y guirnaldas como los que se colgaban en las grandes fiestas religiosas  o de la realeza del siglo XVIII. Estos detalles denotan el carácter festivo que quiere reflejar esta fachada.

El cuarto y más alto registro completa el programa de exaltación de la Iglesia. Culmina con un ángel tocando una trompeta, con el mundo a sus pies y sosteniendo una corona de laurel y una palma. A sus pies, dos angelitos sostienen una mitra y un báculo, objetos que hacen referencia a la condición de obispo de Sant Martí. 

Esta fachada es una obra artística que vale la pena observar con detenimiento, por la manera que tenía la Iglesia de mostrar a sus fieles imágenes que les indujeran a hacer el bien, y por la tradición catalana del momento de esgrafiar fachadas de palacios, masías, iglesias o edificios civiles.

lunes, 14 de febrero de 2011

LA VALL DE BOÍ, ruta del románico

Una muestra del románico de la Vall de Boí lo constituyen un conjunto de iglesias con unas características arquitectónicas parecidas. La palabra "románico" nos habla de su derivación de modelos provenientes del norte de Italia, traídos por caravanas de viajeros comerciantes. Con ellas, venían artistas que iban plasmando lo que sabían hacer. Si bien estas iglesias tienen rasgos comunes, como la utilización de la piedra para su construcción, su campanario-torre y que fueron construidas entre los siglos XI y XII, vemos algunas diferencias entre ellas.
Sant Climent de Taüll tiene una planta de tres naves y una cabecera con tres ábsides. En el central, hay una copia de la pintura mural del Pantocrátor con el Tetramorfo (los cuatro evangelistas) y apóstoles. El original se puede ver en el MNAC de Barcelona. Su torre, a la que se puede subir por una escalera algo empinada, es de planta cuadrada y tiene seis pisos, separados y atravesados por bandas lombardas, que son fajas horizontales o pilastras que sobresalen del muro y están unidas a la parte superior por unas arcadas. Las campanas suenan cada cuarto y a las horas, eso sí, con un artefacto eléctrico añadido recientemente.
Sant Joan de Boí también tiene planta de tres naves con una cabecera triabsidal. Las pinturas murales que quedan son una copia también. El último de los cuatro pisos de su campanario fue añadido muy posteriormente.
Santa Eulàlia d'Erill la Vall tiene una sola nave cubierta por madera y pizarra, y una cabecera triabsidal en forma de trébol. En esta iglesia, y sobre el absis central, hay una copia del grupo escultórico del Descendimineto de la Cruz, del siglo XII, unas tallas de madera de álamo. Los originales se encuentran en el MNAC de Barcelona. Su torre también tiene 6 pisos con las típicas bandas lombardas.
No muy lejos de ellas, se pueden visitar más iglesias de este tipo, como Santa María de Taüll, La Natividad de Durro, Sant Feliu de Barruera, Sant Quirc de Durro o Santa María de Cardet.
Como nota curiosa, hay que mencionar que, a raíz del estudio de monumentos románicos catalanes, en 1907, por el “Institut d'Estudis Catalans”, se recorren y se visitan las iglesias románicas de la Vall de Boí, y se editan publicaciones que salen del país. Con toda esta publicidad, se descubre que, en 1919, se habían vendido  las pinturas murales de Santa María de Mur en el Pallars Jussà y que no había ninguna ley que lo impidiera. Al final de ese año, se organizó una campaña para arrancar, mediante la técnica de strappo, todas estas pinturas románicas del Pirineo y trasladarlas al MNAC para protegerlas. Se hicieron las pertinentes leyes de protección de bienes culturales, aunque con la técnica utilizada se perdieron partes de las pinturas.

sábado, 5 de febrero de 2011

MONASTERIO DE RUEDA DE EBRO en Sástago (Zaragoza)

Es una construcción ideada por un grupo de monjes del Císter venidos de Francia en la segunda mitad del siglo XII. El Císter fue uno de los movimientos religiosos que aparecieron para regenerar la iglesia en contra de las herejías que proliferaban, pero tuvo algo especial: se dedicaban a cultivar la tierra y conciliaban la vida laboral con la religiosa. Además, no olvidemos que es una época de reconquista y hace falta gente que cultive las tierras "de nadie" que abandonaban los árabes. Y los monjes del Císter contribuyeron a repoblarlas, cultivarlas y colonizarlas con mucha gente en torno a su patrimonio. 

A lo largo del siglo XIII, ser van construyendo: la cabecera, los tres primeros tramos de la iglesia y los lados Este y Sur del claustro, en los que están las dependencias cittadas anteriormente. En el siglo XIV, se añaden dos tramos más en las naves de la iglesia, se elevan los muros de la nave central, se completan los cuatro lados del claustro y se añade una torre mudéjar octogonal. Y, en el siglo XVII, se añaden la Puerta Real que da entrada al recinto, el palacio abacial y una galería que lo une con el piso superior del claustro.
La iglesia está formada por una planta rectangular de tres naves, una central y dos laterales con cinco tramos cada una. Tiene la cabecera cuadrada, acabada en tres capillas y no tiene crucero. Alrededor del claustro,  aparecen las construcciones típicas de todos los monasterios cistercienses: el armarium, la sala capitular, el scriptorium, el refertorio y la cocina. En un segundo piso, se sitúa el dormitorio que era comunitario.

El refertorio (comedor) tiene una bonita escalera de subida al púlpito de lectura que, juntamente con la del monasterio de Santa María de Huerta en Soria, son las dos únicas cistercienses que están excavadas en el muro.