jueves, 10 de diciembre de 2020

LAS HILANDERAS O LA FÁBULA DE ARACNE de Velázquez

En esta gran obra mitológica, Velázquez hace una "inversión temática", es decir, el tema principal aparece al fondo de la pintura y de tamaño más pequeño, aunque con más luz.

Pintada hacia 1657, su representación tiene varias interpretaciones: la fábula de Aracne o la superioridad y nobleza de las artes liberales frente a las artes mecánicas. Hay autores que ven, además, en esta representación pictórica un homenaje a dos pintores contemporáneos de Velázquez a quienes admiraba mucho: Tiziano y Rubens. Ambos ya habían representado "El rapto de Europa". 

Aracne, muchacha griega famosa por sus bordados, compitió con la diosa Minerva en la confección de un tapiz. Tejió uno que representaba el rapto de Europa por Zeus. Minerva, diosa de la guerra, por celos, la convirtió en araña, condenada a tejer eternamente. 

Observando bien la pintura del fondo, vemos que, al lado de la diosa con su casco de guerrera, se ve una viola de gamba, un instrumento que podría representar la música, y toda la historia en sí podría referirse a la literatura, ambas artes liberales. El tema aparece tejido en un tapiz, hecho que lo relaciona con el taller de la escena costumbrista del primer término. Aquí, Velázquez muestra un taller de tejedoras, donde aparece la diosa fingiendo ser una anciana. Fijaos en su pierna; es la de una adolescente a juzgar por su tersura. Hay otras jóvenes, una de ellas de espaldas y tejiendo, que podría ser Aracne, todas vestidas humildemente. Es una escena cotidiana que además está casi en penumbra, hecho que la diferencia de la representación del fondo, más luminosa.

Ambas escenas están conectadas; hay una comunicación temática entre ellas y, además, Velázquez quiere contraponerlas: una más intelectual y con más luz, y otra más terrenal y oscura. 

Es admirable el gran abanico de su gama cromática, así como la densidad de los colores que usa. Se trata de una pintura naturalista y clasicista, influida por los colores de Tiziano. Su representación es detallista, analítica y minuciosa, tanto en las figuras como en los objetos.

Esta pintura al óleo de Velázquez mide 1,67 m x 2,52 m  y se encuentra en el Museo del Prado (Madrid).